miércoles, 5 de noviembre de 2014

BUSCANDO MARISCOS JOAQUÍN SOROLLA

BUSCANDO MARISCOS 1919
Buscando mariscos
óleo sobre lienzo 64 x 96 cm
Madrid, Colección Santander



Tras haber terminado en Ayamonte el último panel de su Visión de España . Sorolla regresó a Madrid , desde donde viajó a finales de julio a Valencia . De allí se pasó a Mallorca donde no encontró paisajes que le interesaran por los encontró algo muertos . De allí se traslado a Ibiza .
 
La belleza de las calas fascinó al pintor y decidió, como ya había hecho anteriormente en Jávea pintar el mar entre las rocas . Volvió a su mente la idea de pintar de nuevo niños marisqueando entre las rocas . El efecto de los cuerpos desnudos entre las peñas es similar al de otros cuadros cuyo tema era el baño. Pero en este lienzo el protagonismo de los niños es mayor que en los cuadros de Jávea ya que los ha colocado muy hábilmente en el centro de la composición. Están rodeados por completo de grandes peñas que parecen ofrecerles protección.
 
 
El niño que está en el centro está más iluminado por el sol ya que el otro está en semipenumbra . Es un un dibujo muy expresivo donde Sorolla ha pintado muy bien los músculos así como la postura de las manos levantadas que indican el esfuerzo físico del niño para realizar la tarea de marisquear . Las pinceladas de las rocas son muy libres y presentan un gran dinamismo . Sus variaciones de color, en una amplia gama de tonos ocres , rojizos, anaranjados , malvas , grises y azulados son consecuencia de la diversa incidencia de la luz en relación con la orientación de las rocas . La variedad de tonos cálidos , en oposición al intenso y compacto azul oscuro del mar a la izquierda del borde superior, convierte el resguardado ámbito de las rocas en un verdadero tesoro cromático , en cuyo interior las aguas resplandecen con luz coloreada
 
 
 
Tamara Tamaral
5-11-2014
 
 
Bibliografía : Sorolla, Museo Nacional del Prado 

domingo, 2 de noviembre de 2014

CIENCIA Y CARIDAD PABLO PICASSO

 
CIENCIA Y CARIDAD 1897

Ciencia y Caridad
óleo sobre lienzo 197 x 249,5 cm
Museo Picasso, Barcelona



El cuadro fue pintado en el taller particular de Picasso, el tema , la idea general y la composición fueron sugeridos por el padre del pintor lo que permite observar los condicionantes académicos de la época. A una luminosidad al modo impresionista , se mezcla la intención social y humanitaria , contempladas desde un punto de vista muy provinciano, siguiendo los dictados del momento y una paleta claramente academicista , todo converge en el efectismo de la escena : una enferma , asistida por un médico, está acompañada por una monja que le ofrece una taza mientras sostiene a su hijo, que, posiblemente no quiere dar a entender que se trata del hijo de la enferma .
 

 
 
De un absoluto academicismo, de tonos apagados que viran hacia la gama de marrones y sepias, hacia lo cerrado, Ciencia y Caridad (1897) el gran óleo que Picasso pintó cuando tenía tan solo 15 años, aparece a menudo como el punto de partida en la obra del genio que transformó la pintura. El Museu Picasso de Barcelona presenta ahora una exposición de cámara, cuya tesis desmiente este aserto; Ciencia y caridad sería, en todo caso, la última obra del genio antes de empezar a destrozar los cánones y antes de romper -artísticamente- con su padre, en quien está el origen del tema y el formato de esta obra destinada a la Exposición Nacional de Bellas Artes de aquel año, y con la que el precoz adolescente tan solo obtuvo una de las 250 menciones de honor.



No hay un dibujo previo sobre la tela; el pintor realizó una serie de bocetos preparatorios que ahora, gracias a la radiografía que evidencia las numerosas correcciones que hizo el pintor, es posible situar cronológicamente. Se ve claramente que la cara del médico no tiene ninguna, ya que no era otro que su padre, a quien había pintado numerosas veces. El niño que sostiene la monja, sin embargo, que según su amigo Sabartes era el de una mendiga del barrio, cambia de posición. La cara de la enferma es la más trabajada.

No fue Ciencia y caridad la última de las pinturas academicistas destinadas a los concursos oficiales, pero sí la última que para el precoz adolescente tuvo algún interés, como lo demuestra el hecho de que guardara para sí uno de los bocetos e incluso se fotografiara con él, en Mugins, en 1970. Las dos siguientes, o han desaparecido o fueron utilizadas como lienzos para otras obras, como es el caso de Últimos momentos sobre la que Picasso pintó La vida en 1903.

Era la época del realismo social del que Emile Zola era abanderado, y que hizo furor en toda Europa. Más concretamente, Ciencia y caridad se enmarca en el subgénero de la pintura hospitalaria, muy en boga en la última década del XIX, que en el contexto de referente moral que se le exigía a la gran pintura, reúne los valores científicos de la Medicina con la vocación de entrega de las órdenes religiosas.



Tamara Tamaral
2-11-2014
 
Bibliografía : Museo Picasso, Barcelona
 

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